viernes, 18 de febrero de 2011

CAPÍTULO 19 DE "SOY EL NÚMERO CUATRO" (I AM NUMBER FOUR)



Traducido por Paola y corregido por Aurim.


MIENTRAS ESPERABA A SAM, DI VUELTAS POR TODA LA CASA levantando objetos inanimados en el aire sin tocarlos: una manzana de la encimera de la cocina, un tenedor en el fregadero, una pequeña maceta al lado de la ventana de la fachada... Sólo podía levantar las cosas pequeñas, y estas se elevaban en el aire con cierta timidez. Cuando lo intentaba con algo más pesado –una silla, una mesa– no sucedía nada.

Las tres pelotas de tenis que Henry y yo usábamos para entrenar estaban dentro de una cesta al otro lado de la sala de estar. Atraje una de ellas hacia mí, y cuando cruzó su línea de visión, Bernie Kosar se puso alerta. Entonces la lancé sin tocarla y él empezó a correr detrás de ella; pero antes de que pudiera alcanzarla, la retiraba, o cuando sí conseguía atraparla, se la sacaba de la boca, todo mientras estaba sentado en el sofá de la sala de estar. Aquello mantenía mi mente apartada de Henri, del daño que podía estar sufriendo y de la culpabilidad por las mentiras que había tenido que contarle a Sam.

Le tomó veinticinco minutos recorrer en bicicleta los seis kilómetros y medio que había hasta mi casa. Le oí acercarse por el camino de entrada. Saltó de la bici y esta se estrelló contra el suelo mientras él entraba corriendo por la puerta principal sin llamar, y sin aliento. Su rostro estaba surcado de sudor. Miró a su alrededor y examinó el lugar.

–Entonces, ¿qué es lo que pasa? –preguntó.

–Esto va a sonarte absurdo –le advertí–. Pero tienes que prometerme que me tomarás en serio.

–¿De qué estás hablando?

¿De qué estaba hablando? Estaba hablando de Henri. Él había desaparecido debido a una negligencia, la misma negligencia contra la que siempre había predicado. Estaba hablando del hecho de que cuando Sam le apuntó con una pistola, le había dicho la verdad. Yo era un alienígena. Henri y yo habíamos venido a la Tierra hacía diez años, y estábamos siendo cazados por una malévola raza de alienígenas. Estaba hablando de Henri y de cómo él pensaba que podía esquivarlos de alguna forma al entenderlos un poco más. Y ahora él se había ido. De eso es de lo que estaba hablando a Sam. ¿Lo entendería? Pero no. No podía decirle a él nada de estas cosas.

–A mi padre lo han capturado, Sam. No estoy del todo seguro de quién, o qué es lo que le están haciendo. Pero algo le ha ocurrido, y creo que lo mantienen prisionero. O peor.

En su rostro se desplegó una sonrisa.

–¡Venga ya! –dijo.

Negué con la cabeza y cerré los ojos. La gravedad de la situación hacía que de nuevo fuese difícil respirar. Me volví y miré suplicante a Sam. Los ojos se me llenaban de lágrimas.

–No estoy bromeando.

El rostro de Sam se volvió desolado.

–¿Qué quieres decir? ¿Quién lo ha capturado? ¿Dónde está él?

–Él seguía la pista al escritor de uno de los artículos de tu revista y eso lo llevó a Athens, Ohio, y fue allí hoy. Fue allí y no ha vuelto. Su teléfono está apagado. Algo le ha sucedido. Algo malo.

Sam pareció aún más confundido.

–¿Qué? ¿Por qué le interesa eso? Me estoy perdiendo algo. Es sólo una estúpida publicación.

–No sé, Sam. Él es como tú… Le encantan los extraterrestres, las teorías de conspiración y todo eso –le contesté, pensando rápidamente–. Siempre ha sido una estúpida afición suya. Uno de los artículos despertó su interés y supongo que quería saber más y eso lo impulsó a ir.

–¿Fue el artículo sobre los mogadorianos?

Asentí con la cabeza.

–¿Cómo lo sabes?

–Porque parecía que había visto un fantasma cuando se lo mencioné en Halloween –dijo y negó con la cabeza–. Pero, ¿por qué habría de importarle a nadie que él pregunte por un estúpido artículo?

–No lo sé. Es decir, me imagino que esa gente no es la más cuerda del mundo. Probablemente sean paranoicos y delirantes. Tal vez hayan pensado que era un alienígena, la misma razón por la que tú me apuntaste con una pistola. Se suponía que debía estar en casa para la una y su teléfono está apagado. Eso es todo lo que puedo decir.

Me levanté y me encaminé a la mesa de la cocina. Tomé el trozo de papel con la dirección y el número de teléfono de adonde había ido Henri.

–Aquí es donde ha ido hoy –le dije–. ¿Tienes alguna idea de dónde está?

Él miró el papel y luego a mí.

–¿Quieres ir allí?

–No sé qué otra cosa hacer.

–¿Y por qué no puedes llamar simplemente a la policía y contarles lo que ha pasado?

Me senté en el sofá pensando en la mejor manera de responderle. Ojalá hubiera podido decirle la verdad, que en el mejor de los casos si la policía se veía envuelta eso significaría que Henri y yo tendríamos que marcharnos. En el peor de los casos Henri sería interrogado, puede que le tomaran las huellas dactilares, meterse en lenta burocracia, lo que daría a los mogadorianos la oportunidad de moverse. Y una vez que nos encontraran, la muerte sería inminente.

–¿Llamar a qué policía? ¿Los de Paradise? ¿Qué crees que harían si les cuento la verdad? Llevaría días que me tomaran en serio, y no tengo días.

Sam se encogió de hombros.

–Puede que te tomen en serio. Además, ¿qué pasa si simplemente se ha retrasado, o si su teléfono se ha roto? Él podría estar de camino a casa ahora mismo.

–Tal vez, pero no lo creo. Aquí algo no va bien, y tengo que llegar allí lo antes posible. Se suponía que estaría en casa hace horas.

–Tal vez se ha visto envuelto en un accidente.

Negué con la cabeza.

–Puede que tengas razón, pero no lo creo. Y si le están haciendo daño, entonces estamos perdiendo el tiempo.

Sam miró la hoja de papel. Se mordió el labio y permaneció en silencio quince segundos.

–Bueno, sé vagamente cómo llegar a Athens. Sin embargo, no tengo ni idea de cómo llegar a esta dirección una vez estemos allí.

–Puedo imprimir las direcciones de Internet. Eso no me preocupa. Lo que me preocupa es el transporte. Tengo unos ciento veinte dólares en mi habitación. Puedo pagar a alguien para que nos lleve, pero no tengo ni idea de a quién pedírselo. No es que haya un montón de taxis en Paradise, Ohio.

–Podemos tomar nuestra camioneta.

–¿Qué camioneta?

–Me refiero a la camioneta de mi padre. Todavía la tenemos. Está en el garaje, no se ha tocado desde que él desapareció.

Lo miré.

–¿Hablas en serio?

Él asintió con la cabeza.

–¿Cuánto tiempo ha estado allí? ¿Aún sigue funcionando?

–Ocho años. ¿Por qué no seguiría funcionando? Estaba casi nueva cuando la compró.

–Espera, déjame entenderlo bien. ¿Estás sugiriendo que conduzcamos nosotros mismos, tú y yo, dos horas hasta Athens?

El rostro de Sam se torció con una sonrisa maliciosa.

–Eso es exactamente lo que estoy sugiriendo.

Me eché hacia adelante en el sofá. No pude evitar sonreír también.

–Sabes que vamos a meternos en un buen marrón si nos pillan, ¿verdad? Ninguno de los dos tiene permiso de conducir.

Sam asintió con la cabeza.

–Mi madre va a matarme, y puede que te mate a ti también. Y luego está la ley. Pero ¡sí!, si realmente crees que tu padre está metido en problemas, ¿qué otra opción tenemos? Si los papeles se invirtieran y fuese mi padre el que estuviese en problemas, yo iría al segundo.

Miré a Sam. No había una pizca de vacilación en su rostro al sugerir que condujéramos ilegalmente hasta una población a dos horas de allí, sin mencionar que ninguno de los dos sabía conducir y no teníamos ni idea de qué esperar una vez llegáramos. Y sin embargo, Sam estaba metido de lleno. De hecho era idea suya.

–Está bien, vayamos en la camioneta a Athens –dije.





Metí mi teléfono en la mochila y me aseguré de que todo estuviese cerrado y en orden. Luego recorrí la casa, registrándolo todo como si fuera la última vez que lo fuera a ver. Era una idea estúpida y sabía que estaba siendo un completo sentimental, pero estaba nervioso y aquello me proporcionaba una sensación de calma. Tomaba cosas y después las volvía a dejar en su sitio. Después de cinco minutos estaba listo.

–Vamos –le dije a Sam.

–¿Quieres ir detrás en la bicicleta?

–Monta tú, yo iré corriendo a tu lado.

–¿Qué pasa con tu asma?

–Creo que estaré bien.

Nos marchamos. Él se subió a su bicicleta y trató de pedalear tan rápido como pudo, pero no se encontraba en muy buena forma. Yo corría unos metros por detrás y fingía estar sin aliento. Bernie también nos seguía. Para cuando llegamos a su casa, Sam estaba empapado en sudor. Entró corriendo en su cuarto y volvió a salir con una mochila. La puso sobre la encimera de la cocina y se fue a cambiarse de ropa. Eché un vistazo dentro de ella. Había un crucifijo, unos cuantos dientes de ajo, una estaca de madera, un martillo, una pella de Silly Putty* y una navaja.

* De la marca “Crayola”, es una clase de polímero de silicona. Hoy en día es un juguete para niños, creado originalmente por accidente durante la investigación de potenciales sucedáneos del caucho para su utilización en los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. A simple vista es similar a la plastilina, pero tiene una consistencia más gelatinosa, pegajosa y elástica.

–Te das cuenta de que esa gente no son vampiros, ¿verdad? –le advertí a Sam cuando regresó.

–Sí, pero nunca se sabe. Probablemente sean locos, como has dicho tú antes.

–Y aunque estuviéramos cazando vampiros, ¿para qué demonios es la Silly Putty?

Se encogió de hombros.

–Sólo quiero estar preparado.

Le eché agua en un cuenco a Bernie Kosar e inmediatamente este empezó a beber a lengüetazos. Me cambé de ropa en el cuarto de baño y saqué de mi mochila las indicaciones para llegar al sitio. Luego salí de la casa y entré en el garaje, que estaba oscuro y olía a gasolina y a seca hierba cortada. Sam encendió la luz. De los tableros que había en la pared colgaban varias herramientas oxidadas por la falta de uso. La camioneta se encontraba en el centro del garaje, cubierta con una gran lona azul y una espesa capa de polvo.

–¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que se quitó esta lona?

–No se quita desde que mi padre desapareció.

Tomé una de las esquinas y Sam la otra, y juntos la retiramos y la dejé en un rincón. Sam se quedó mirando la camioneta, con los ojos muy abiertos y una sonrisa en la cara.

La camioneta era pequeña y de color azul oscuro, en el interior sólo había espacio para dos personas, o puede que para un tercero en caso de no importarle viajar en el incómodo asiento del centro. Sería perfecto para Bernie Kosar. Nada del polvo de los últimos ocho años había llegado a la camioneta, de forma que brillaba como si la hubieran encerado recientemente. Tiré mi mochila en la plataforma trasera.

–¡La camioneta de mi padre! –exclamó Sam con orgullo–. Después de todos estos años… sigue exactamente igual.

–Nuestra carroza de oro –le dije–. ¿Tienes las llaves?

Él fue a un lado del garaje y cogió un juego de llaves de un gancho que había en la pared. Yo abrí la puerta del garaje.

–¿Quieres jugar a papel, piedra o tijera para ver quién conduce? –le pregunté.

–Nop –respondió, y luego abrió la puerta del conductor y se puso al volante. El motor arrancó con dificultad y finalmente se puso en marcha. Él bajó la ventanilla.

–Creo que mi padre estaría orgulloso de verme conducirla –dijo.

Sonreí.

–Yo también lo creo. Sácala y yo cierro la puerta.

Él inspiró profundamente y después, con lentitud puso la camioneta en movimiento, tímidamente, centímetro a centímetro, hasta sacarla del garaje. Pisó el freno demasiado pronto y la camioneta se detuvo bruscamente.

–Aún no estás completamente fuera –le avisé.

Levantó el pie del freno y entonces avanzó los centímetros que quedaban hasta salir totalmente. Cerré la puerta del garaje detrás de él. Bernie Kosar se subió de un salto por su cuenta y yo me senté a su lado. Sam tenía los nudillos blancos de apretar las manos sobre el volante en la posición de las diez y diez.

–¿Nervioso? –le pregunté.

–¡Aterrorizado!

–Lo harás bien –le alenté–. Los dos hemos visto hacer esto miles de veces.

Él asintió con la cabeza.

–Está bien. ¿Qué camino tomo cuando salgamos del camino de entrada?

–¿De verdad vamos a hacer esto?

–Sí –confirmó.

–Entonces, giraremos a la derecha –le dije–, y luego de frente en dirección a la salida de la ciudad.

Los dos nos abrochamos los cinturones de seguridad. Bajé la ventanilla lo suficiente para que Bernie Kosar pudiera sacar la cabeza, lo que hizo de inmediato, con las patas traseras en mi regazo.

–Estoy cagado de miedo –reconoció Sam.

–Yo también.

Él tomó aire profundamente, lo retuvo en los pulmones y después lo exhaló con lentitud.

–Y… ¡allá… vamos! –dijo, levantando el pie del freno cuando dijo la última palabra.

La camioneta salió del camino de entrada a trompicones. Él pisó el freno de golpe y nos paramos con un bandazo. Luego se puso en marcha de nuevo y más lentamente esta vez condujo hasta detenerse al final, entonces miró a ambos lados y giró tomando la carretera. Una vez más, lento al principio y luego ganando velocidad. El chico estaba tenso e inclinado hacia adelante, pero después de un kilómetro y medio comenzó a extenderse una sonrisa en su rostro y se echó hacia atrás.

–Esto no es tan difícil.

–Te sale innato.

Mantuvo la camioneta cerca de la línea pintada en el lado derecho de la carretera. Se tensaba cada vez que un vehículo pasaba en dirección opuesta, pero después de un rato se relajó y prestó menos atención a los otros vehículos. Hizo un giro, luego otro y en veinticinco minutos nos estábamos incorporando a la carretera interestatal.

–No puedo creer que estemos haciendo esto –dijo Sam finalmente–. Esto es lo más loco que he hecho en mi vida.

–Y yo.

–¿Tienes algún plan para cuando lleguemos allí?

–Ninguno en absoluto. Espero que podamos echar un vistazo y a partir de ahí ya veremos. No tengo ni idea de si se trata de una casa, un edificio de oficinas o qué. Ni siquiera sé si él está allí.

Él asintió con la cabeza.

–¿Crees que estará bien?

–No tengo ni idea –reconocí.

Inspiré profundamente. Nos quedaba una hora y media para llegar a Athens.

Y luego encontraríamos a Henri.





Traducido por Paola y corregido por Aurim.

NOTA: Muchas gracias a Paola por su colaboración y ayudarme con las traducciones. ¡Un besito muy grande! Aurim ;D

30 comentarios:

LU dijo...

GRaciaaas!!!!! Pao y Aurim!!!!! esto esta muy interesante!!! q haria sin uds!!! son mi salvacion!!! besoooos!! =)

Kris S. Loose dijo...

Muchas gracias a las dos! Y por supuesto esperamos pacientes el próximo capítulo XD

Angella dijo...

Awwwww Gracias gracias gracias... realmente necesito leerlo antes de ver la pelicula, que se estrena la proxima semana.
Cuantos capitulos son¿?

paoo♥ dijo...

gracias por el capiii k emocion! si cierto lo de la peli pero ya la vere en dvd :D exelente trabajo chicas!

Anónimo dijo...

yo ya vi la peli!!!!!! esta muy buena, gracias por el capitulo

Einat dijo...

wow!!! realmente me encanta la historia!! muy buena traduccion en verdad muchas gracias!!!
espero q terminen de subir todos los caps xq me encantaria terminar de leer la historia antes de ver la peli!!
besos

Anka dijo...

Muchas gracias por la traducción, seguid asi ^_^.
Una pregunta, ¿Aurim, eres tú la que tradució "Ciudad de Cristal" de Cassandra Clare?

T-RexNight dijo...

Wooahh!1 Muchas Gracias!! No puedo esperar por los demas capitulos espero que suban mas pronto!! Voy a ver la peli manana se que va a estar en la madre!! :D Gracias nuevamente!

Anónimo dijo...

Paola, Aurim



Gracias!!

de verdad, las amo, les gustaria casarse conmigo?

Gracias!!

T-RexNight dijo...

xD Alguien sabe cuando subiran el capitulo 20???

Anónimo dijo...

GrAcIaS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Fabian dijo...

muchas muchas gracias se pasaron...esperando siguiente cap con ansias

Fabian dijo...

y si.... si alguien podría decir cuantos cap son seria ideal :D

Anónimo dijo...

HOLA PAOLA Y AURIM,
GRACIAS POR LA TRADUCCION, PRIMERO VI LA PELI Y ME QUEDE TAN COPADA QUE EMPECE A LEER EL LIBRO POR SU PAGINA ASI QUE MUCHAS GRACIAS POR SU TRABAJO!

Anónimo dijo...

son 34 capitulos :B

Unknown dijo...

Chiiiicaaaaaaas !! Miiil graacias ! :D La verdad es que les hiper agradesco el esfuerzo !! Queria leer el libro y no lo encontraba por niiingun laado :D son unas divinnas ! :D

Las sigo ^^ y espero que hagan mas traducciones cuando terminen esta, porque realmente lo hacen muy bien :D

Besos ! Y mucha sueeerte ! :)

Anónimo dijo...

hola!!!!

Muchas gracias por la traduccion!!!!!! Esta genial, espero que pronto puedan seguir con esta ya que veo que hace ratico que no suben nada...... :(

Anónimo dijo...

Espero que sigan haciendo caps ^-^

No aguanto las ansias de seguir leyendo

¿Alguien sabe de alguna página que yo pueda descargar el libro gratuitamente? T_T

Anónimo dijo...

OIGANNN pq se estan demorando tanto encerio???

Lora dijo...

Gracias por los capitulos! seguimos esperando aquí!! *O*

Kris S. Loose dijo...

Jou, tenía la esperanza de que hubiera capi...
Pasa algo con la traducción??
Estamos con ansias de seguir leyendo pero seguiremos siendo pacientes :(

Anónimo dijo...

waaaaa.. kiero el capitulo 2 please..alguien sabe donde encontraarlo?? pasen por mi bloggggg please

Anónimo dijo...

MUCHISIMAS MUCHISIMAS GRACIAS POR LA TRADUCCION DE VERAS NO SABEN CUANTO QUERIA LEERME ESTE LIBRO Y USTEDES LO HAN HECHO POSIBLE! DE VERAS MUCHISIMAS GRACIAS! EXCELENTE TRADUCCION Y ESPERO CON ANSIAS EL CAPI 20 :3 GRACIAS!

Anónimo dijo...

para caundo el capitulo 20 ??

Anónimo dijo...

Ps yo ya me resigne a q no van a subir ningun capitulo y mejor me compre el libro

Anónimo dijo...

hayyy yo tambien kiero el 20...y en mi pais, no lo encuentro en ningun lado!!
si alguien sabe donde esta porfavor dijanmeee si??
gracias .los kiere luna llena:

http://saray-luzdelunallena.blogspot.com/p/descargas.html

Mundojacc dijo...

hay alguna esperanza que traduscan los capitulos del 20 en adelante

Anónimo dijo...

solo tiene 19 capitulos?

Belu dijo...

SUBANNN EL RESTO DE LOS CAPITULOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

Anónimo dijo...

El libro completo esta en "Foro Dark Guardians" y ya traducido.

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